Plenilunio resulta un intento atrevido en el plano novelístico, tanto por su técnica desusada y difícil cuanto por su valor humano. El autor ha convocado a sus héroes a través de la penumbrosa atmósfera de un sueño, como si éstos fueran muñecos fantásticos que brotan súbitamente de un mundo de amoralidad, de raro sensualismo...