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Crítica de MarchOscar y las mujeres

March

Óscar y las mujeres es una novela ágil y divertida. De esas que te enganchan desde el principio y se dejan leer del tirón. Podría incluso parecer lectura ligera o un simple entretenimiento, pero sólo si nos quedamos en la anécdota o en ese caudal de personajes increíbles encabezados por Óscar Colifatto, un guionista de telenovelas hipocondríaco, maniático y anti social, una especie de Sheldon Cooper de The Big Bang Theory vestido de negro, al que se suman un productor sin muchos escrúpulos, una vecina explosiva, varias prostitutas, un galán de gimnasio, una actriz recauchutada, un perro y hasta un hijo. Sin embargo lejos de esa aparente superficialidad, Óscar y las mujeres nos remite a las grandes comedias de Billy Wilder donde la comicidad de los personajes, lo divertido de las situaciones y la agilidad de los diálogos no ocultan la crítica social subyacente.

Roncagliolo plantea, a través de la risa, una reflexión sobre la influencia determinante de la televisión en nuestras vidas. Cada vez más la realidad es lo que vemos en la pantalla y no lo que pasa fuera de ella. Por eso ya no es válido aquello de que “el arte imita a la vida” que decía Aristóteles, ni la reformulación de Wilde que afirma que “la vida imita al arte”. Ahora ya sólo podemos estar de acuerdo con Woody Allen cuando dice que “la vida imita a la televisión barata”. Cada día vemos como la gente a nuestro alrededor se comporta como si estuviera en un reality (incorporación al habla cotidiana) o en una telenovela o en un debate de esos en los que nadie escucha y todos gritan, en un vano intento de que el volumen oculte su ignorancia.

Por otro lado, en un segundo nivel la obra de Roncagliolo contiene una reflexión de la masculinidad. Todas sus novelas narran situaciones muy diferentes pero todas ellas podemos encontrar un nexo de unión en sus protagonistas algo maniáticos y sarcásticos, que habitan una especie de realidad paralela con sus propios códigos que no parecen ser muy útiles en el mundo de los demás. Óscar, o el Max de Tan cerca de la vida, son hombres que necesitan de un elemento externo que les facilite la interrelación con otros, pueden ser las telenovelas o una camera muda. Son hombres que no terminan de sentirse cómodos con su papel de hombres, que muestran una especie de discapacidad en su mundo afectivo en contraposición con los personajes femeninos mucho más fuertes y con las ideas más claras. En palabras del autor “Óscar tiene que volver a aprender a ser un hombre en múltiples sentidos. Y sólo las mujeres pueden enseñarle cómo”

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