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Crítica de MaiteMateosEl guardián entre el centeno

MaiteMateos

Desde el año 1951, fecha de su publicación, el Guardián entre el centeno ha sido considerada una novela de iniciación o aprendizaje, una lectura excelente para adolescentes que ha provocado también numerosas críticas y actos de censura por su lenguaje ácido y ha inspirado numerosas películas basadas en el estereotipo del adolescente inadaptado. La metáfora central de la obra, centrada en el deseo del personaje principal, el adolescente Holden Cauldfield, de convertirse en guardián en un campo de centeno al borde de un barranco cuyo trabajo consista en atrapar y sujetar a los chicos antes de que se despeñen por el precipicio de la vida adulta, ha sido considerada como una de las imágenes más poéticas de la literatura del siglo XX. Aunque no deja de ser por ello una metáfora erróneamente interpretada por muchos, como es el caso de la leyenda negra que gira en torno al asesino de Johnn Lennon y la novela. Porque lo que pretendía Holden era salvar a los chicos y salvarse así mismo de la vida vana, convencional y absurdamente burguesa que le rodeaba, trataba de escapar de la idiotez y de la falta de autenticidad de la sociedad en la que vivía inmerso. Es por ello por lo que ha llegado a convertirse en una novela de culto, como lo es la persistente y obsesiva pregunta de Holden a lo largo de la obra, ¿dónde van los patos del lago de Central Park en invierno cuando el agua se congela? Pregunta que no encierra ningún misterio trascendente ni oscuro, sino tan solo la reflexión de que si uno se siente frustrado e incomprendido, tal vez la culpa sea solo de uno mismo, o no…

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