Es extraño adónde nos llevan nuestras pasiones, persiguiéndonos como un azote, obligándonos a aceptar sueños indeseables, destinos inoportunos.
La oscuridad, a medida que uno mira dentro de ella, deja de ser negra, pero se convierte en un extraño azul plateado: el umbral de visiones secretas. Como Alicia, me siento al comienzo de un viaje a través de un espejo, recorrido que vacilo en emprender.
Es cierto que se aprende más de un fracaso que de un triunfo.
Cuando Dios le entrega a uno un don, también le da un látigo; y el látigo es únicamente para autoflagelarse.