Crítica de Juanjo › La corte de los espejos
Con semejante argumento no podía dejarlo escapar. ¡Qué buena elección para reconciliarme con el género fantástico! Una vuelta de tuerca a los cuentos de hadas. La autora consigue dotar a los hechizos y sortilegios de un cariz más inverosímil del que ya tenían. Pero esto es totalmente necesario, teniendo en cuenta que todos los habitantes de TerraLinde pueden hacer magia, y cosas como conjurar luces y levitar son el pan nuestro de cada día. Además, la novela tiene cierto aire steampunk, por lo que tenemos que sumarle inventos de lo más variopinto y cachivaches con utilidades dispares. Atrás quedan los adolescentes que descubren sus poderes mágicos con la pubertad, los líos amorosos de vampiros y hombres lobo (gracias a Dios) y demás despropósitos literarios.
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