Crítica de Lromeronet › Demasiada felicidad
Leer un premio Nobel es una garantía, al menos eso es lo que piensas a priori. Con esa premisa me he acercado por primera vez a la obra de Munro. Con el galardón recién concedido, era una buena escusa o razón parta ello.
Después de los primeros cuentos, pero también la sensación que ha prevalecido hasta el final ha sido que “no es para tanto”. Es verdad que:
Escribe bien. Muy bien.
Sus relatos cortos son vidas condensadas. Pequeñas novelas.
Sin embargo, sus relatos no tienen (en general) esa fuerza que te cala hasta los huesos del alma, como se deduce de algunas de las exacerbadas críticas que he leído por la red. Tal vez porque hay mucho palmero de emoción fácil desbocado por el reciente premio.
Una segunda, e incluso una tercera, oportunidad es deseable. No es, ni mucho menos una autora, para pasar página.
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