Que cada noche caigas rendido porque hacer realidad los sueños cansa. Y mucho
Vive de forma que no quieras volver a nacer, porque con una sola vez ya haya sido suficiente
Las mejores cosas de la vida no se tocan, se viven
A 30.000 pies de altura se piensa mejor
No sabía si sentirse culpable o darles libertad de una vez por todas a las mariposas de su estómago.
¿Quién le devolvía las noches que ya nunca podría vivir?
No sabía si era amor, quizás amistad o sencillamente ganas de bajarse de un mundo que se había vuelto cada vez más loco, pero… ¿cómo ponerle etiquetas a lo que nunca fue?
¿Cómo decirle a alguien que solo su sonrisa le bastaba para volver a recomponer los minúsculos añicos en los que se había roto su vida? ¿Cómo explicarle a una persona, que subastaría el resto de sus días al peor postor tan solo por saber lo que era dormir entre sus brazos?
Si de algo no se arrepentía, era de cada minuto vivido en ciudades que no le pertenecían
Le gustaba imaginar que llevaba a sus espaldas una mochila mágica en la que conservar la esencia de cada paso andado, cada kilómetro viajado.
¿Huir es de cobardes? No, huir es de valientes. Ser capaz de huir es ser capaz de reinventarse, de dibujar un nuevo comienzo cuando hemos llegado al final del túnel. Lo fácil sería conformarse, dejarse morir. Eso sí es ser cobarde