Isla sin mar

La historia de un olvido, la reconstrucción de una memoria.

Un nieto emprende por medio de la escritura un viaje hacia esa isla de olvido que emerge en la memoria de su abuela. Isla sin mar es, en el fondo, la misma isla en la que se desarrolla la vida del ser humano: el lugar donde somos nosotros mismos, donde nos defendemos y nos salvamos. Una isla, como esta novela, en la que caben juntos amigos y enemigos, padres excéntricos y madres ausentes, locos que disparan a los pájaros y mujeres enamoradas de sus zapatos. Novela de la culpa, novela de la identidad, novela de la memoria y del olvido. Un cuidado lenguaje es el vehículo de este placentero viaje a la literatura en la que, probablemente, sea la mejor novela de Fernando Delgado. Esta novela es a la vez la historia de un olvido y la reconstrucción de una memoria. Amadora, su intrigante protagonista, no quiere recordar por qué su padre murió dos veces y, las dos, ahogado. Pero su nieto, Tristán Ricci, está decidido a que la pregunta, que marca también su propia cara oculta, no quede definitivamente sin respuesta. Para escribir un libro que recupere la historia familiar, Tristán viajará a la isla que guarda los orígenes y los enigmas de su abuela y se verá rodeado de crímenes, desapariciones, miedos y silencios. También viajará con ella, sin moverse de una mecedora, en busca de una realidad distinta. Amadora y Tristán se convierten, así, en personajes de una literatura personal e intransferible, de una literatura casi secreta. Viajes y vida se enlazarán por fin en Amadora cuando su nieto y el lector descubran juntos su auténtico secreto, la verdad que sólo a ellos estaba reservada. Amadora oculta un largo periodo de su vida. ¿Por qué olvida o por qué finge que olvida? Su nieto, Tristán Ricci, emprende un viaje hacia esa isla de olvido que emerge en la memoria de su abuela. Los viajes reales y los imaginarios, la verdad y el sueño, alimentan su obsesivo deseo de conquistar un territorio del secreto que no está en los mapas: el lugar donde somos nosotros mismos, donde nos defendemos y nos salvamos.