—Mi miedo, tu deseo... ambos concedidos.
El título más noble que puede tener un niño —escribió Demóstenes— es Tercero.
Necesitamos un Napoleón, Un Alejandro. Con la salvedad de que Napoleón perdió al final, y que Alejandro brilló fugazmente y murió joven. Necesitamos un Julio César, con la salvedad de que se hizo dictador y murió por eso.