Mujeres que leen

Habría que decir, antes que cualquier otra cosa, que la gratuidad, la falta de correcciones y la pobre portada de este libro se justifican muy bien en el interior del mismo. No ha sido colocado en escaparates ni publicado con ceremonia alguna porque no se considera una obra literaria en sí; no sirve para el que busca entretenerse, sino para el que buscar recordar; no está hecha para ser comentada, sino para ser sentida; no tiene personajes, tiene personas que se mantienen vivas dentro de él.

Mujeres que leen reúne escritos que intentan transmitir la triste sensibilidad de quien se dedica a observar antes que hablar, de quien vive en sus recuerdos antes que en la vida misma, de quien es capaz de no olvidar aunque quiera. Una colección de cartas, aforismos, relatos breves y respuestas a entrevistas ficticias conforman las múltiples caras de este libro. Por último, como suerte de presentimiento, el autor confía que son las mujeres quienes pueden llegar a comprender enteramente la sensibilidad, el sentimentalismo, que guarda cada escrito.

“Voy a contarte la misma historia una y otra vez y será distinta cada vez que lo haga.”