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La ratita presumida
Érase una vez una ratita chiquitita muy presumida. Un día, barriendo la calle se encontró una moneda de oro. Empezó a idear en qué gastarla, y después de mucho pensarlo decidió comprarse un lazo para estar guapísima. Se fue a la tienda y se compró un lazo. Al volver a casa pensó donde ponerse el lacito y, al final, decidió ponérselo en la cola. Estaba tan guapa que le saldrían muchos pretendientes.
Libro sin críticas