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La música del silencio
No. No es «el tercer libro». Todos tendremos que seguir esperándolo, porque Patrick Rothfuss está escribiendo y revisando intesantemente, y quiere que le quede perfecto. Y como sabemos que así será, y que la espera habrá valido la pena, tendremos paciencia. Pero mientras esperamos la conclusión de su aclamada trilogía, La música del silencio, una novela corta, se suma a la historia de Kvothe y el mundo de El nombre del viento y El temor de un hombre sabio….
Auri es uno de los personajes más populares y rodeados de misterio que aparecen en El nombre del viento y El temor de un hombre sabio. Hasta ahora la conocíamos a través de Kvothe. La música del silencio nos permitirá ver el mundo a través de Auri y nos dará la oportunidad de aprender lo que hasta ahora únicamente sabía ella… Una historia lírica, evocadora, sugestiva y rica en detalles, protagonizada por uno de los personajes más queridos de las aclamadas novelas de Patrick Rothfuss. Una novela corta que arroja algo más de luz sobre la historia de Kvothe y el universo de la Crónica del Asesino de Reyes. La música del silencio es una muestra más del brillante talento de Rothfuss como narrador.
Auri es uno de los personajes más populares y rodeados de misterio que aparecen en El nombre del viento y El temor de un hombre sabio. Hasta ahora la conocíamos a través de Kvothe. La música del silencio nos permitirá ver el mundo a través de Auri y nos dará la oportunidad de aprender lo que hasta ahora únicamente sabía ella… Una historia lírica, evocadora, sugestiva y rica en detalles, protagonizada por uno de los personajes más queridos de las aclamadas novelas de Patrick Rothfuss. Una novela corta que arroja algo más de luz sobre la historia de Kvothe y el universo de la Crónica del Asesino de Reyes. La música del silencio es una muestra más del brillante talento de Rothfuss como narrador.
- ISBN 9788401343575
- Nº PÁGS 128
- AÑO 2014
- EDITORIAL Plaza & Janés
Muy bien redactado, el personaje de Auri tiene una historia tan atrapante como hermosa. Totalmente sorprendido
Un libro diferente a lo que solemos leer, un libro en el que lo principal no es la trama, sino los pequeños detalles de la vida de Auri y el modo en que está narrado. Me ha gustado porque es una lectura bastante sencilla, amena y, sobre todo, divertida e interesante; es una obra muy curiosa con la que pasar un buen rato. La recomiendo.
No voy a venir aquí a decir que el libro es una auténtica maravilla, pero como dice Patrick, no es un libro para todo el mundo, y para mi, no es un libro para "leer", si no un relato que tal vez pocos comprendamos y tal vez no de igual forma, sólo puedes esperar sentirte o no identificado, pero no una historia.
Quitando el tema de que es muy complejo de leer a pesar de lo corto que es, tiene algo muy especial dentro. Creo que Patrick podría haberlo resumido, o haberlo trabajado de otro modo, pero le salió así y bueno, lo acepto sólo por ese "algo" que para mi siempre ha sido especial, y es ese don de Auri por ser capaz de ver el alma en las cosas.
Esto es algo personal pero supongo que para entender mi punto de vista y el por qué a mi no me ha desagradado, al menos no el concepto, y el que exista un libro entero dedicado a ello:
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Cuando era niña recuerdo ver piedras por la calle, piedras muy concretas, o insectos, y pensar "pobrecitos, no puedo dejarlos aquí"
En mi pueblo tenía un cubo enorme lleno de piedras de la playa y yo sentía que todas esas piedras incomprendidas estaban bien así, pudiendo hacerse compañía.
Los insectos se me morían, y me frustraba mucho, yo trataba de hacer vivir a los caracoles "incomprendidos" o a las mariquitas con frío dentro de cajas de zapatos, y nunca dejé de insistir en darles una vida mejor.
También me recuerdo evitando pisar ciertas plantas cuando paseaba por el campo, o las pequeñas matas de cesped que salen en medio de la calle o la carretera.
Yo nunca me paré a pensar sobre esto, pero a todo lo que veía le tenía odio o cariño. Los pendientes por ejemplo siempre se me hicieron "seres" horribles, el escritorio de mi cuarto era odioso y siempre lo estaba arañando con los bolis.
Todos mis peluches (más de 100 llegué a contar) tenían nombre, familia, y los que no estaban en un "centro de adopción". Tenía pesadillas con que algunos se los tragaba el mar o se caían a algún lugar donde jamás los recuperaba, me causaba verdadera angustia imaginarlos tristes por estar solos y haberlos abandonado siendo yo la responsable de cuidarlos.
Un día de excursión con unos 10 u 11 años, pasamos por una zona con piedras negras (no sé si realmente era carboncillo o que era, juraría que si eran piedras), y enseguida comencé a meterme miles en el bolsillo.
Además recuerdo muy bien que yo sentía que esas piedras estaban siendo maltratadas por todas las demás piedras, que se reían de ellas por no tener una forma adecuada (tal vez lo asociaba a lo que yo pasaba en el colegio por estar gordita)
Llegó un punto en que no podía más y de hecho mis bolsillos se estaban agujereando. Un chico de mi clase se lo dijo a mi profesora y ella lógicamente, me dijo que soltara todas las piedras, y yo le dije algo así como que "no podía dejarlas allí". Me llamó estúpida literalmente, me obligó a tirarlas todas y me dijo que era muy mayor por ponerme a llorar por algo así, pero realmente me sentía mal.
Me paré a pensar en que lo que hacía era raro, o que al menos los demás lo veían raro, pero yo no podía dejar de pensar que era algo lógico, que los palos, las hojas y las piedras tenían un alma o algo así, y nosotros los tratábamos mal sin que ellos pudieran siquiera quejarse.
A mis 20 y tantos años, soy incapaz de tirar mis peluches a pesar de que mi familia está harta por esas inmensas bolsas de basura llenas de ellos, y yo estoy harta de pensar lo horrible que se debe sentir estar ahí dentro.
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Hoy en día lo pienso y... ¡Qué bobada!... pero sigo cogiendo piedras de lugares especiales que siento desubicadas... sigo teniendo esa sensación de que algunos objetos tienen que venirse conmigo, algo similar a lo que le pasa a Auri...
Y no fue hasta hace unos años que descubrí en una entrevista a Joaquín Reyes, sobre su libro de humor de las piedras, que no soy la única que ve cierta alma en las cosas. De hecho, al parecer es algo "medio normal" en muchos que nos dedicamos al arte gráfico (pintura, escultura...)
No soy una loca con la casa llena de piedras, pero ese sentimiento de Auri lo tengo parecido, y el concepto del libro se me hace precioso sólo por eso.
No lo he disfrutado ni la mitad que El nombre del viendo o El temor de un hombre sabio, pero me ha dado un buen chute de amor en el alma.
Horrible y vergonzoso. Me da vergüenza, como escritor, que una editorial haya decidido vender esto; y como lector, simplemente, haber perdido tiempo (no ya el dinero, que es otro tema) de mi vida leyéndolo. No es que no tenga acción, es que no tiene sentido. Utiliza el pretexto de un personaje "rarito" para ofrecer metáforas absurdas, infantiles, huecas, y no contar nada.
Con el eterno amor que le profeso a Kvothe y a todo el mundo de la saga Crónicas del Asesino de Reyes no podía faltarme esta novela corta sobre un personaje envuelto de misterio y que a mí me encanta: Auri.
Pero antes de empezar a reseñarla creo que debería de advertir a todos los lectores algo. Este libro no es como los otros del autor, no hay acción en el libro; es un relato sin sobresaltos y sin trama compleja; incluso me atrevería a decir que esta es escasa. Es una historia para los que quieran saber más sobre Auri y la Subrealidad, ese mundo bajo la Universidad donde vive la joven; no para esos amantes de la acción. Es una historia que, en resumidas cuentas, nos habla de la vida diaria de Auri. No hay guerras ni conflictos (a menos que consideremos "conflictos" a la repentina aparición de un animal).[...]