Canguros

Desde sus mismos comienzos hasta su pleno apogeo, una actitud crítica a la vez que desorbitada, exuberante, jocunda y rabiosamente humorística, ha recorrido el relato moderno, siendo encarnada con frecuencia por parejas de amigos: desde las andanzas de Pantagruel y su inseparable compañero Panurgo hasta los conflictivos planteos de los copistas flaubertianos, Bouvard y Pécuchet, sin olvidar la nutrida gama de pícaros engendrados en lengua española, ejemplarmente Rinconete y Cortadillo. Ahora, el turco y el polaco, Zalim y Douksas, los dos Rodolfos, enhebran el inicio y el final de una aventura que, con agresividad y garra, se ha inscripto ya en el panorama viviente de la mejor literatura argentina. Los dos amigos, que obsesionados por la venta —savia elemental y trampa múltiple— han recorrido en su juventud los suburbios pobres del Gran Buenos Aires, años más tarde, se reencuentran en las costas del Tuyú. El desenfado y la nostalgia tironean este relevamiento existencial a dos voces —o quizá solo una— que culmina la fundamental serie narrativa Canguros. El lector ha de transitar así entre el desopilante brochazo realista, la tristeza impiadosa y el aliento trágico que tiñe el texto entero.