Citas del libro Atada a tu alma
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El hombre perfecto no existía. El que protegía con su vida a la mujer no existía. El hecho de que eran los primeros años amables, cariñosos, atentos, buenos, amorosos, pasionales y todo lo demás, no les quitaba que con la rutina todos esos gestos y expresiones desaparecían con el tiempo, que el viento se los llevaba lejos y que no los trajera de regreso.
Lola Pereñíguez