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Crítica de FAUSTONada

FAUSTO
  • Lo mejor Original, breve y las ideas que lo sustentan
  • Lo peor Calidad literaria

LA INSOPORTABLE NIMIEDAD DEL VIVIR

Debo reconocer que no me atrapó el argumento hasta pasado aproximadamente el primer tercio de la trama. Hasta ese momento me pareció una amable e ingenua fábula moral, en la cual una escritura sencilla (a veces se puede tomar por simple), directa, sin estridencias, con escenas repetitivas y construcciones de personajes planos no ayudaban a enriquecer el motivo del relato. No obstante, conforme la historia va ganando en truculencia y dureza, mi perspectiva va cambiando hacia una mayor complejidad temática, un renovado interés en diálogos y circunstancias, donde la “fábula” se va desfigurando en una desgarradora narración crítica, alegórica, existencialista y metafísica; con un ligero “tufillo” al relato volteriano, lógicamente sin entrar en consideraciones estilísticas y el uso del sarcasmo.

El inicio de la novela es un claro guiño a “El barón rampante” de Calvino: un niño se sube a un árbol que promete no volver a pisar el suelo. En este caso, Pierre Anthon de 14 años se encarama al árbol proclamando una revelación íntima: “Nada importa. No merece la pena hacer nada.” Ante tal desalentadora manifestación sus compañeros y amigos de clase intentaran demostrar su error buscando el sentido de la vida. Unos adolescentes que, como los juveniles personajes de Hesse, se cuestionan su propio interior y el mundo adulto que les ha tocado vivir. Una odisea introspectiva y vital que les hará revelar la importancia de símbolos transcendentales (lo material, la apariencia, la ilusión, la religión, amistad, amor, familia, inocencia, integridad, crueldad, intransigencia, muerte, etc.) en que se compone la vida. La identidad a estas edades, tan maleable, sensible y espontánea como cruel, hará aflorar la vena irracional y brutal del ser humano llegando hasta límites insospechados, un concepto anteriormente ya expuesto con acierto en “El señor de las moscas”. No sólo conocerán el valor (objetivo o subjetivo) de todo significado que se atribuye a la vida, sino el “precio” que les otorgamos, el hallazgo de nuestra genuina y fea personalidad desnuda o el siniestro conocimiento de una humanidad en la que todos estamos incluidos. En definitiva, un desconcertante retrato psicológico individual y social.

Por todo lo expuesto me resisto a denominar novela juvenil a “Nada”, si bien las preguntas existenciales (atemporales y universales) se despiertan a estas edades, éstas nos acompañan ya durante todo nuestro efímero tiempo y sólo algunos podrán responderlas satisfactoriamente (¡menuda quimera!) tras un gran esfuerzo intelectual, espiritual, de creencia, de candidez…, vete tú a saber. La tesis de fondo va más allá de la esfera juvenil, no obstante, y es otra de sus virtudes, puede adaptarse a diferentes niveles de lectura.
Una corta, inquietante y polémica novela que, además de entretener, espolea conciencias e incita a la reflexión. ¡Qué puñetera y traicionera llega a ser la vida!

Mi nota: 7.

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