Usamos cookies propias y de terceros para mejorar tu experiencia y realizar tareas de analítica. Al continuar navegando entendemos que aceptas nuestra política de cookies
3 votos
7.7

Detras de la lluvia

José Manuel rehusó responder. Se calmó los tobillos, que no cubrían los muy remendados pantalones de dril.Las ortigas y raíces habían dejado sus huellas también en las alpargatas de suela de esparto. Cuando fueran mayores quizá podrían tener botas de cuero con cordones o esas polainas con hebillas que protegían las piernas hasta la rodilla y que usaban algunas autoridades de esos pueblos y señorones de Oviedo, cuando llegaban para vigilar sus quintanas arrendadas. Echó a andar hacia arriba y su primo le siguió. No había pistas ni senderos en las amplias erías, sólo la referencia de los altos montes con los picachos surgiendo como centinelas.Para guiarles allí estaban la Mesa y la Marujas, al frente, en plena Sierra Negra. Antes de llegar a ellos los prados competirían con los roquedales. Habían salido de casa cuando la noche aún palpaba los contornos de las cosas y un presentir de palideces se agazapaba para reclamar su turno. Habían caminado por la caleya para no pisar la gleba y, cuando la ruta impuso la dirección adecuada, se afanaron por los prados, algunos todavía henchidos de pasto, la siega retrasada, con la oscuridad difusa sosteniéndose alrededor. Escapaban de la vigilancia familiar y del lento despertar del domingo.Apenas hablaban. Eran herederos de una forma de vida donde las palabras salían menguadas y los esfuerzos se prodigaban.
  • ISBN 9788466651400
  • Nº PÁGS 576
  • AÑO 2012
  • EDITORIAL EDICIONES B, S.A.

Citas de Detras de la lluvia

Libro sin citas Añadir cita

Críticas para este libro

Libro sin críticas


SUGERENCIAS