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El oro de mefisto

En una Europa devastada por la Segunda Guerra Mundial y con el telón de fondo de la Alemania nazi, el joven seminarista August Lienart se ve implicado en una operación a gran escala, comandada por una enigmática organización, que pretende encontrar una vía de escape para que los nazis puedan huir. El maquiavélico y astuto Lienart se ve envuelto en una sucesión de trepidantes tramas y misterios cuya intriga se mantiene hasta el final de la novela.
  • ISBN 9788467008265
  • Nº PÁGS 416
  • AÑO 2012
  • EDITORIAL ESPASA LIBROS, S.L.U.

Citas de El oro de mefisto

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Críticas para este libro

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Jaumesalvailara
  • Lo mejor La relación entre los nazis y el Vaticano
  • Lo peor Le sobran páginas

Eric Frattini es un investigador de las conspiraciones que también escribe novela. En este caso, une lo uno con lo otro para hacernos partícipes de la preparación y desarrollo del plan Odessa, ideado por los nazis después de la derrota de Estalingrado para crear rutas de fuga para los jerarcas en caso de derrota final. El protagonista es un seminarista francés al que se le encarga llevar a cabo la ejecución del plan. Parece cogido por los pelos, y lo es. Aunque como estamos ante una obra de ficción, uno hace acto de fe, lo acepta, y pronto se olvida de lo inverosímil de la premisa. El resultado es una obra entretenida, pero demasiado espesa para convertirse en un pelotazo de consumo rápido.

Los personajes principales están bien perfilados, sobre todo el protagonista, cuya inocencia inicial se va corrompiendo hasta llegar a participar en actos reprobables. Uno de los mejores momentos es cuando Frattini describe su versión del suicidio del matrimonio Hitler, formado por Adolf y Eva. Y otro es cuando asistimos a la tortura de alguien que, de todos modos, va a terminar muriendo. Son dos momentos intensos y de una crudeza absoluta que contrastan con el tono de la mayor parte de la historia.

Frattini escribe de forma clara y precisa, con una prosa que equilibra la asequibilidad con ese punto de erudición que no puede ni quiere evitar.

Quién quiera una moraleja, una conclusiones morales finales, que se olvide de ellas y disfrute de lo que es: una novela.


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