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Crítica de FAUSTOLos jardines de luz

FAUSTO

NOVELA LÚCIDA

Ha sido, para mí, un buen estreno con este autor libio, que además no es de sus obras más emblemáticas. Maalouf ha hecho un excelente retrato de una de las figuras religiosas y filosóficas más importantes de la antigüedad: el profeta Mani (Manes), fundador del maniqueísmo. Primero nos introduce en las características peculiares, bastante tumultuosas, del siglo III d.C., logrando plasmar un excelente “mapa” religioso, político y social de la época.
Mani criado con su padre en una de estas fanáticas sectas religiosas (una comunidad judía) durante más de 20 años, que tras una revelación se opone a su comunidad religiosa para buscar la verdad. Consigue fundar una doctrina centrada en los problemas del hombre y basada en la tolerancia, igualdad, libertad de culto y sincretismo religioso (reúne características de Jesús, Buda y Zoroastro: una fe universal). La ideología maniquea logra explicar los conceptos del Bien y el Mal y muestra una noción distinta del origen y naturaleza de la Creación, del Hombre y del Mundo.

El escritor con una prosa ágil, amena y, por momentos, bella, ha sabido componer una historia sobre esta religión combinada con las vicisitudes del personaje místico y sus circunstancias históricas. En ningún momentos nos abruma con demasiadas ideas o teorías, si no que están dispersas por las páginas del libro e ilustradas por los acontecimientos narrados. Maalouf nos guía por la vida del protagonista: infancia, amistad, amores, peregrinaciones, relación con el poder (dinastía sasánida) y su vínculo con la Verdad, sin caer en fases anodinas o recargadas, “simplemente” ha sido un notable logro por recuperar la figura de Mani y su religión en un texto riguroso, didáctico, ameno e interesante.

Mi nota: 8.

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