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Crítica de FAUSTOEl misterio de la casa Aranda

FAUSTO
  • Lo peor Tramas demasiado inverosímiles.

¿EL SHERLOCK HOLMES MADRILEÑO?

Ha cumplido todas mis expectativas: una lectura con gran capacidad de seducción. Buena novela de intriga, con algo de aventura y una estupenda ambientación histórica del último tercio del s. XIX. Periodo histórico español de los más interesantes, con innumerables intrigas políticas, luchas por el poder y cambios sociales.

Esta ambientación está “salpicada” por todo el relato, siendo una característica importante y excelente. Un gran acierto que es casi tan importante como el propio argumento. El autor hace un recorrido por el Madrid de finales del decimonónico, dando pinceladas de varios aspectos sociales y culturales de la época. Refleja con precisión las calles, sus tugurios, los cafés con las tertulias políticas o literarias (hay menciones de Galdós, Zorrilla), las representaciones de teatro y de zarzuela, el ambiente y la afición taurina, los palacios de la alta sociedad con sus bailes y fiestas, las majestuosas mansiones de la aristocracia, etc. Tristante recrea la atmósfera del momento con una gran maestría, no se puede pedir más con los minuciosos detalles y el buen hacer del autor para describirlos.

También da unos pequeños apuntes del “Madrid negro”, con casos reales de asesinatos y la curiosidad del “Timo de Doña Baldomera”, estafa piramidal cuya autora fue la hija de Larra.

El protagonista tiene un cierto aire al gran Sherlock, por fortuna es poco, pues caería en una vulgar imitación que echaría a perder la novela. Víctor Ros comparte con él sus habilidades de observación y deducción, aportando sus propias aptitudes e ingenio. Está hecho a sí mismo y proviene desde el más bajo escalafón social, donde fue un delincuente prometedor e inteligente. Recuerda al personaje real de Vidocq (policía francés y uno de los primeros investigadores), que inspiró a Poe para crear a Dupin, a Gaboriau su Lecoq, y a Víctor Hugo para su obra “Los miserables”.

El hilo argumental está compuesto de 2 casos enigmáticos, y la implicación de la vida personal de Víctor con ambos hechos y su progresión profesional y escalada social. Aquí están, en mi opinión, lo mejor y lo peor de la narración. Estas intrigas tienen la capacidad de “absorber” la atención del lector de tal forma que produce una lectura muy adictiva y ágil, se recorre las páginas con rapidez y gran placer.

Pero aquí residen los “puntos negros” de la novela. Primero me parece excesiva la actitud paternalista de los superiores con Víctor, al igual que, conforme se va desarrollando la trama todo se va conjurando para que los deseos, la historia de amor y la escala social del detective tengan un final feliz, algo rocambolesco en su perfección.
El misterio de la casa, me resulta demasiado inverosímil por la forma “misteriosa” de apoderarse de la voluntad. Es algo fabuloso e improbable, incluso se raya lo ridículo. Muy diferente del caso de las prostitutas (inevitable la comparación con Jack el Destripador), bien llevado y narrado, puede que sea predecible en una parte, pero bastante inesperado las conexiones que tiene y su resolución.

Seguiré con estas aventuras detectivescas, pues supongo que una vez asentado en su nueva posición laboral, familiar y social, intervendrán menos estos aspectos personales en los casos.

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