Citas del libro Mi último suspiro
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Todas las noches, brigadas enteras de anarquistas descendían de la sierra de Guadarrama, en que se desarrollaba la batalla, para entrar a saco en las bodegas de los hoteles. Su ejemplo nos impulsaba a volvernos hacia los comunistas.
Luis Buñuel
Muy poco numerosos al principio, pero robusteciéndose de semana en semana, organizados y disciplinados, los comunistas me parecían -y me siguen pareciendo- irreprochables. Aplicaban todas sus energías a la conducción de la guerra. Es triste decirlo, pero necesario: los sindicalistas anarquistas los odiaban quizá más que a los fascistas.
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A menudo me preguntan qué ha sido del surrealismo. No sé que respuesta dar. A veces digo que el surrealismo triunfó en lo accesorio y fracasó en lo esencial. André Breton, Éluard y Aragon figuran entre los mejores escritores franceses del siglo XX, y están en buen lugar en todas las bibliotecas. Max Ernst, Magritte y Dalí se encuentran entre los pintores más caros y reconocidos y están en buen lugar en todos los museos. Reconocimiento artístico y éxtio cultural que eran precisamente las cosas que menos nos importaban a la mayoría. Al movimiento surrealista le tenía sin cuidado entrar gloriosamente en los anales de la literatura y la pintura. Lo que deseaba más que nada, deseo imperioso e irrealizable, era transformar el mundo y cambiar la vida. En este punto -el esencia- basta echar un vistazo alrededor para percatarnos de nuestro fracaso.
Luis Buñuel