Contra la posmodernidad

Contra la postmodernidad es una contribución intempestiva al debate sobre la postmodernidad. Esa misma naturaleza intempestiva se debe, en parte, a la hipótesis inicial del libro: el debate –si alguna vez hubo tal– hace tiempo que degeneró en charlatanería que, en lo esencial, nadie se toma en serio. De moda intelectual a cliché literario, la caída del «giro postmoderno» es inevitable, imparable y, es más, hace tiempo que aconteció. Su aparente victoria en el marco de las humanidades encubre una derrota en lo esencial. El uso ubicuo y sin sentido del término se hace patente hasta para el menos bregado en estas cuestiones.Este libro tiene como objetivo acompañar a la postmodernidad en su caída, registrar sus huellas hacia el abismo, exhumar el cadáver que dejó a su paso. Ernesto Castro obvia las reformulaciones epigonales del programa original y regresa a los autores y textos fundacionales del movimiento. Baudrillard, Jameson, Lyotard, entre otros, son llamados a prestar testimonio ante el tribunal de sus argumentos. También sus fetiches conceptuales son sometidos a crítica: «simulacro», «hibridación», «desaparición de los metarelatos», etcétera, así como se plantean objeciones en varios niveles del análisis filosófico. El enfoque culturalista de la hipótesis postmoderna no sólo está desfasado respecto de los fenómenos sociosimbólicos de última hornada, sino que obvia lo esencial de las transformaciones políticas y económicas. Su propuesta normativa recae en una retórica de la resistencia impotente respecto al statu quo. Su adopción de una postura eminentemente etnocentrista en el contexto de una sociedad global sólo puede ser calificado de pueblerino.