Toda Iglesia que dicta órdenes al margen del soberano es culpable de usurpación.
El temor al poder civil no puede ser eclipsado por el temor a los malos espíritus, al purgatorio o al infierno.
La falta de ciencia es la ignorancia de las causas. Predispone, o mejor dicho, obliga a un hombre a depender del consejo y de la autoridad de los otros.
La seguridad del pueblo requiere, además, de aquel o aquellos que tienen el poder soberano, que la justicia sea administrada por igual a todos los sectores de la población.
La razón no es, como el sentido y la memoria, innata en nosotros, ni adquirida por la experiencia solamente, como la prudencia, sino alcanzada por el esfuerzo.