Lo desesperante en estos casos estriba en el hecho de que no es ningún arte seducir a una muchacha, sino encontrar alguna que valga la pena ser seducida.
¡Qué hermoso es estar enamorado y qué interesante saber que se está! La diferencia entre estas dos proposiciones es enorme.
Se atreve a recoger su imagen, mas no a ella misma; la refleja pero no la comprende. ¡Espejo desdichado que no puedes guardar su imagen en secreto y ocultarla a los ojos del mundo, sino que, por el contrario, se la muestras a todos los que la quieran ver!