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Valentina 1
Guido Crepax, uno de los maestros del cómic italiano, creó en 1965 a Valentina, un personaje secundario que pronto se convertiría en la protagonista absoluta de historias oníricas y aventuras con pequeñas dosis de erotismo. Un personaje extraordinario, un ángel edificante que no conoce moralismos ni hipocresías. Incluye La curva de lesmo, una historia inédita en España.
- ISBN 9788498474787
- Nº PÁGS 280
- AÑO 2008
- EDITORIAL NORMA EDITORIAL, S.A.
Para este tomo de Valentina es válido todo lo dicho para el Volumen 2, su marcado estilo Pop, propio de aquellos años, el gusto por lo onírico, con unas historias mucho más cercanas a la pesadilla que a la realidad y un personaje, Valentina, perfectamente descrito, con sus contradicciones, su sensualidad, su estilo, que como ya comenté muestra una mujer decididamente activa, rompiendo con la imagen ñoña de las mujeres en el cómic americano.
En esté tomo se encuentra la primera historieta en que apareció como personaje secundario en una historieta de Philip Rembrant, alias Neutrón, un misterioso personaje, donde actuá de cicerone y se trasforma en su amante. Apareció en la revista italiana Linus en 1965.
A esta primera historia, la acompañan unas historietas posteriores, donde se muestran la infancia y una especie de biografía, además de una serie de historias ligadas a unos misteriosos habitantes de las profundidades de la tierra.
Es un libro hijo de su tiempo, los personajes están cultivados, están a la última en arte, en el cine de arte y ensayo, en la literatura... un mundo donde se aprecia el conocimiento tanto como la belleza. En sus historias, el el texto, hay continuas referencias a libros, pintores, artistas, filósofos... empezando por el nombre del amante de Valentina, pero muchas de sus viñetas son guiños claros a obras determinadas de arte, como puede verse en los dos ejemplos que pongo debajo, una a “Las tres gracias” de Rubens y la otra al “Guernica” de Picasso (en este caso para ilustrar la destrucción de una ciudad), o, incluso, con páginas completas dedicadas, como el último ejemplo que pongo.
Como en el caso anterior, merece la pena recuperar este monumento del cómic.