El secreto de lucia morke

Lucía y Hugo eran inseparables, hasta que Hugo desapareció sin más. Ahora Lucía todos los días o gran parte de la semana, va a casa de su vecino ciego Roderick a leerle historias.
Pero un día encuentra una carta de Hugo que hace que de nuevo entre en su cabeza, su amigo Roderick se da cuenta y la invita a que vaya a por él.
Lucía con su consejo, empieza a buscar a Hugo por todas partes, hasta que un día viendo Castle se le ocurre la idea de entrar en los archivos del colegio. Una vez que encuentra dos direcciones, decide ir en su busca. Pero no se encuentra con Hugo, si no con una tía de él, que le da un email para que le hable, aunque no está muy segura de que él le responda.
Pero aún así, él le responde y pronto, Hugo y Lucía descubrirán cosas juntos que antes jamás habían descubierto, y desde luego verán que sus vidas cambiarán por completo.
La historia en sí me ha gustado bastante, es algo totalmente nuevo. Historias urbanas que a lo mejor pueden ser ciertas o puede que simplemente sean historias. Lucía nos narra en primera persona lo que va viviendo cada día. Sus salidas de casa, sus ganas de ver a Hugo, sus horas en el instituto y sobre todo al pelmazo de turno.
Desde el primer momento he conectado con Lucía, se parecía tanto a mí cuando era una enana. Y creo que por ello he conectado con ella en seguida, aunque creo que más de una vez me ponía de los nervios, porque hacía cosas que siempre nuestros padres nos han enseñado: no hablar con extraños, no subirte a coches de extraños...
Pero ella los hecha todo a un lado por ir detrás de Hugo. Pero quitando eso, ha sido una chica que me ha encantado y que ha hecho que disfrute de estas 253 páginas.
Por otro lado, tenemos a Hugo, el chico misterioso que desapareció sin más de la vida de Lucía. Pero que un día para otro aparece ya que ella se lo había pedido. Pero que después vuelve aparecer.
La verdad, es que no me imaginaba una cara concreta para Hugo, y tampoco sabía nada de él, por lo tanto no he podido cogerle cariño a este personaje. No sé que deciros, ya que he estado más tiempo con Lucía que con Hugo.
Y finalmente tenemos al vecino-amigo ciego de Lucía. Desde un momento me daba una mala sensación, como si realmente no fuera ciego de verdad o algo parecido. Y más de una vez llegué a pensar que no era ciego y que era el malo de todo este embrollo.
Aunque finalmente le he cogido un cariño especial. Quizás tengan razón de que cuando alguien se queda ciego, automáticamente tiene otro sentido más.
Y desde luego que ha sido una lectura que se lee rápido, y que en una tarde se lee.