Implacable, sin concesiones. Al leerlo he tenido muchas veces en la cabeza la primera parte de la TRILOGÍA DE AUSCHWITZ, de Primo Levi, pero Kertész va más al grano, más a las entrañas de este crío. La novela, corta pero densa, me cogió desde el principio y la leí casi de un tirón.
Crítica sin comentarios