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> > > Todas las noches, brigadas enteras...

  • Todas las noches, brigadas enteras de anarquistas descendían de la sierra de Guadarrama, en que se desarrollaba la batalla, para entrar a saco en las bodegas de los hoteles. Su ejemplo nos impulsaba a volvernos hacia los comunistas.
    Muy poco numerosos al principio, pero robusteciéndose de semana en semana, organizados y disciplinados, los comunistas me parecían -y me siguen pareciendo- irreprochables. Aplicaban todas sus energías a la conducción de la guerra. Es triste decirlo, pero necesario: los sindicalistas anarquistas los odiaban quizá más que a los fascistas.
    Luis Buñuel, Mi último suspiro

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