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> > > Sólo Baker permaneció en silencio....

  • Sólo Baker permaneció en silencio. Y resultaba extraño, porque hasta Garraty llegó una vaharada de olor a madreselva que le recordó Louisiana, el estado natal de Baker. Casi pudo oír el croar de las ranas en los estanques y el canto sudoroso e indolente de las cigarras mientras taladraban las cortezas de los esbeltos cipreses para recluirse en su sueño de diecisiete años. Y tuvo una visión de la tía de Baker en su mecedora, con los ojos soñolientos, sonrientes y vacíos, sentada en el porche escuchando el crujido de la electricidad estática y unas voces lejanas en el aparato de radio incorporado a la consola de ébano, astillada y agrietada. Sonriente y soñolienta. Meciéndose, meciéndose, meciéndose... Como un gato que ha llegado hasta el pastel y ha quedado plenamente satisfecho.
    Stephen King, La larga marcha

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