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> > > -¿Y yo? ¡Oh! ¡He sufrido mucho!...

  • -¿Y yo? ¡Oh! ¡He sufrido mucho! A menudo salia para irme por ahí y erraba por los muelles, atendiéndome con el ruido de la muchedumbre, sin que con ello lograra desechar la obsesión que me perseguía. En una tienda del bulevar hay un grabado que representa a una musa envuelta en una túnica, los ojos fijos en la luna y con miosotis en la desatada cabellera. Un no se que me arrastraba incesantemente hacia aquel sitio.
    Y luego, con voz temblorosa, añadió:
    -Se parecía algo a usted.
    La de Bovary volvió la cabeza para que León no viese la irreprimible sonrisa que acudía a su boca y nada dijo. León continuo:
    - Algunas veces me imaginaba que la casualidad haría que nos encontráramos. He creído reconocerla en la calle, y he corrido tras los vehículos de cuya portezuela pendía, flotando en el aire, un chal o un velo como el de usted...
    Gustave Flaubert, Madame bovary

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